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Zelenski no admite la caída de Mariúpol

A poco de que se cumplan dos meses del inicio de la guerra, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, negó hoy la caída a manos de las fuerzas rusas de la preciada sureña ciudad portuaria de Mariúpol, celebrada ayer por Moscú, mientras un responsable militar del Kremlin confirmó que la invasión no se detendrá al menos hasta concretar la conquista total del territorio del sur y del este del país vecino.

Rusia aspira a controlar totalmente el sur de Ucrania y la esteña región del Donbass, con el fin de tener un puente terrestre hacia Crimea, que se anexó en 2014, afirmó hoy Rustam Minnekayev, subcomandante de las fuerzas del distrito militar del centro de Rusia.

«La devastada ciudad de Mariúpol continúa resistiendo a pesar de que Rusia asegure haberla tomado», afirmó hoy Zelenski en un vídeo.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, celebró ayer la «liberación» de esta ciudad portuaria sobre el mar de Azov, en el sureste, aunque unos 2.000 soldados ucranianos siguen atrincherados en el complejo industrial de Azovstal, de unos cuatro kilómetros cuadrados de superficie, donde también hay refugiados civiles, según Kiev.

Sin embargo, Zelenski aseguró que la batalla continuaba hoy, en el día 58 de la invasión rusa.

«En el sur y en el este de nuestro país, los invasores continúan haciendo todo para tener un motivo para hablar de al menos alguna victoria», remarcó en un vídeo.

«Solo pueden retrasar lo inevitable: el momento en que los invasores tendrán que dejar nuestro territorio, particularmente Mariúpol, una ciudad que continúa resistiendo a Rusia a pesar de todo lo que dicen los invasores», añadió el líder ucraniano, según reportó la agencia de noticias AFP.

«La vida de todos los militares ucranianos, combatientes nacionalistas y mercenarios extranjeros está garantizada si deponen las armas. Pero Kiev no autoriza esta posibilidad. Es una actitud irresponsable», aseguró Putin, en un comunicado del Kremlin, que resumía una conversación con el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel.

Esta ciudad portuaria viene siendo blanco constante de los ataques y el asedio de las tropas rusas, que buscan crear un corredor entre la anexionada península de Crimea y los territorios separatistas prorrusos de Donetsk y Lugansk, en la región esteña del Donbass.

El líder ruso ordenó ayer cercar la zona de Azovstal sin concretar un asalto, con el fin de preservar la vida de los soldados rusos.

«El éxito de la ofensiva rusa en el sur depende del destino de Mariupol», señaló a la AFP el gobernador regional de Donetsk, Pavlo Kirilenko.

Kirilenko sostuvo que los rusos «concentran todos sus esfuerzos en Mariúpol», en un momento en que los últimos combatientes ucranianos están atrincherados en la planta de Azovstal con cerca de «300 civiles».

Si bien admitió que los bombardeos rusos continúan en la zona y las fuerzas ucranianas atraviesan una situación «muy difícil», subrayó aún tienen «algunas municiones» y «van a resistir el tiempo que sea necesario».

Las autoridades ucranianas solicitaron un corredor humanitario de inmediato para permitir la salida de los civiles y los combatientes heridos de la acería de Azovstal, a la que Putin ordenó asediar de manera externa tras descartar un asalto final para evitar un alto costo en vidas de combatientes de ambos bandos.

«Apenas tienen comida, agua, medicinas esenciales», indicó un vocero de la Cancillería ucraniana.

Horas más tarde, el ejército ruso afirmó estar dispuesto a una tregua en «la totalidad o en una parte» de esa zona industrial para permitir la evacuación de los civiles y la rendición de los combatientes.

«El punto de partida de esta tregua humanitaria sería que las tropas ucranianas levanten una bandera blanca en una parte o en la totalidad de Azovstal», enfatizó en un comunicado el Ministerio de Defensa ruso.

Según dicha cartera, los civiles que salgan tendrán la posibilidad de elegir si van a territorios bajo control ruso o ucraniano, mientras que los soldados ucranianos van a recibir buenos tratos y los heridos serán atendidos.

«Esta iniciativa humanitaria por parte de la Federación de Rusia está vigente 24/24», agregó el ministerio, al precisar que hay micros, vehículos y ambulancias permanentemente disponibles para el transporte.

Otras zonas de disputa

Por otra parte, Zelenski acusó anoche a Rusia de preparar la organización de un falso referendo de independencia en las regiones meridionales de Jersón y Zaporiyia, que están bajo su control.

En un mensaje de vídeo, el mandatario pidió a los habitantes de esas zonas no ofrecer ningún dato personal, como número de pasaporte, que les reclamen las fuerzas rusas.

«No es solo para establecer un censo. No es para darles ayuda humanitaria de cualquier tipo. Es para falsificar un supuesto referendo sobre su tierra, si la orden de organizar esta parodia llega de Moscú», advirtió.

Ucrania ya había acusado a principios de marzo a Rusia de querer escenificar en Jersón un «referendo» a imagen del celebrado en 2014 para sellar la anexión de la península de Crimea, considerado ilegal por Kiev y los países occidentales.

Por otra parte, la ONU acusó hoy al ejército ruso de acciones «que podrían constituir crímenes de guerra» en Ucrania tras la invasión del 24 de febrero, incluidos bombardeos indiscriminados que provocaron la muerte de civiles y la destrucción de escuelas y hospitales, y las ejecuciones de al menos 50 civiles en la ciudad de Bucha, en las afueras de Kiev.

«Las fuerzas armadas rusas bombardearon de manera indiscriminada zonas habitadas, mataron a civiles y destruyeron hospitales, escuelas y otras infraestructuras civiles, en acciones que podrían constituir crímenes de guerra», declaró Ravina Shamdasani, portavoz del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra.

A su vez, en una charla con periodistas en su gira por India, el primer ministro británico, Boris Johnson, consideró hoy como una «posibilidad realista» que la guerra de Ucrania dure hasta fines de 2023 y anunció que estudia enviar tanques a Polonia para ayudar a Kiev, donde la embajada británica reabrirá «la próxima semana».

«Es una posibilidad realista, sí, por supuesto, Putin tiene un ejército enorme, cometió un error catastrófico y la única opción que tiene ahora es seguir intentando aplastar a los ucranianos», respondió durante una rueda de prensa en India a una pregunta sobre esa fecha mencionada por fuentes occidentales, reprodujo la agencia de noticias AFP.

Sobre los tiempos y objetivos que podría acarrear el conflicto habló hoy un alto responsable militar ruso, quien confirmó que el gobierno de Putin aspira a controlar totalmente el sur de Ucrania y la región del Donbass, con el fin de tener un puente terrestre hacia Crimea, que se anexó en 2014.

Pero ahora incorporó como novedad que, asegurada esta ruta, el Kremlin podría acudir en ayuda a la población prorrusa de Transnitria, en Moldavia.

«Desde el inicio de la segunda fase de la operación especial, que comenzó hace dos días, uno de los objetivos del ejército ruso es establecer un control total sobre el Donbass y el sur de Ucrania», declaró Rustam Minnekayev, subcomandante de las fuerzas del distrito militar del centro de Rusia.

«Ello va a permitir asegurar un corredor terrestre hacia Crimea y una influencia en las infraestructuras claves de la economía ucraniana, como los puertos del mar Negro a través de los cuales se realizan los despachos de los productos agrícolas y metalúrgicos», afirmó el militar, citado por agencias de noticias rusas, en una reunión con empresas en un complejo militar-industrial en Ekaterinburgo.

Según Minnekayev, el control del sur de Ucrania también va a permitir ayudar a los separatistas prorrusos de Transnistria, que desde 1992 controlan un territorio de Moldavia fronterizo con el oeste de Ucrania.

«El control del sur de Ucrania es también un corredor hacia la Transnistria, donde también observamos casos de opresión de la población rusoparlante», afirmó el general.

El pasado 29 de marzo, el Ministerio de Defensa ruso afirmó que daba por cumplido el objetivo esencial de la primera fase de la operación, que era mermar la capacidad bélica de Ucrania, para enfocarse, entonces, en la «liberación de Donbass».